Let The Right One In es un film sueco del director Tomas Alfredson que vi hace ya varios meses (después de habérmela perdido en el BAFICI del año pasado) pero que ha permanecido en mi retina y memoria por diferentes aspectos que pude rescatar de su excelente producción y de la gran actuación de sus protagonistas, Kare Hedebrant y Lina Leandersson.
Let The Right One In, a pesar de ser una película de vampiros, excede esa temática y gira el sentido de la historia haciendo hincapié en temas como el amor, la amistad, la soledad, el abandono, y la renuncia. Cuenta la historia de Oskar, un niño muy introvertido, de 12 años de edad, que está obsesionado con los asesinatos que han tenido lugar en su pueblo (de los que guarda recortes en un álbum personal) y que se ha convertido, justamente a consecuencia de su bajo perfil, en víctima del abuso de algunos de sus compañeros de la escuela.
Mortificado por las humillaciones que vive, Oskar fantasea con asesinar a quienes lo maltratan, pero por falta de valor y probablemente también de maldad, no lo hace. Una noche, mientras está jugando solo en el jardín del edificio en el que vive, conoce a Eli, una niña también bastante introvertida y extraña, que a medida que avance el film, nos mostrará su vida. La trama se transforma en una historia de amor, pero aspira en una primera instancia a ser una película de terror, que lidia además con temáticas complejas de la niñez y de los traumas de la infancia.
El film es un tanto predecible, pero creo que tiene mucho para destacar. Los diálogos son escasos pero bellos, trémulos y algo crípticos, la narrativa es lenta pero precisa, la fotografía es realmente hermosa y los escenarios son gélidos, pero totalmente compatibles con la trama.
Let The Right One In, a pesar de ser una película de vampiros, excede esa temática y gira el sentido de la historia haciendo hincapié en temas como el amor, la amistad, la soledad, el abandono, y la renuncia. Cuenta la historia de Oskar, un niño muy introvertido, de 12 años de edad, que está obsesionado con los asesinatos que han tenido lugar en su pueblo (de los que guarda recortes en un álbum personal) y que se ha convertido, justamente a consecuencia de su bajo perfil, en víctima del abuso de algunos de sus compañeros de la escuela.
Mortificado por las humillaciones que vive, Oskar fantasea con asesinar a quienes lo maltratan, pero por falta de valor y probablemente también de maldad, no lo hace. Una noche, mientras está jugando solo en el jardín del edificio en el que vive, conoce a Eli, una niña también bastante introvertida y extraña, que a medida que avance el film, nos mostrará su vida. La trama se transforma en una historia de amor, pero aspira en una primera instancia a ser una película de terror, que lidia además con temáticas complejas de la niñez y de los traumas de la infancia.
El film es un tanto predecible, pero creo que tiene mucho para destacar. Los diálogos son escasos pero bellos, trémulos y algo crípticos, la narrativa es lenta pero precisa, la fotografía es realmente hermosa y los escenarios son gélidos, pero totalmente compatibles con la trama.
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